miércoles, 18 de diciembre de 2013

LLAMADA TELEFÓNICA.

De pronto suena ese teléfono, aquel que cada día me aleja más de ti. Es ella, lo sé, dejas nuestra plática a un lado, presionas un botón, ¿lo presionaste? y comienza el monólogo, tu voz se escucha enternecedora, recuerdo cuando era yo a quien le hablabas así:
"Hola, sí, alegando de nuevo, jajajaja, sólo quiero que este día termine, gracias, ¿puedes despertarme mañana a las 9:30?, gracias". Haces una breve pausa y terminas con un "te amo"

Lo dijiste y no era a mi, nunca más a mi y la pelea interna comienza, mi pelea interna. Ayer te lo dijo, grita mi subconsciente, aparece un vídeo en mi cabeza: somos tú y yo ayer en el auto, puedo observarnos, tú estás hablando, tus labios se mueven pero no logro escuchar ¿qué decías?¡RECUERDA! ya no son sólo gritos, mi subconsciente suplica-¡Recuerda! ¡Házlo! Y las frases desordenadas invaden la película dentro de mi cabeza: te amo, no me controles, te esperaré, no me controles, te amo, ¿no estoy aquí?, no me controles, no me controles, NOOOO. Todo eso decías anoche, todas fueron tus frases, no puedo unir las imágenes con tus palabras pero sé que lo dijiste. Pasa un segundo que para mi es eterno y escucho:
-Hola, Rosa.
-¿Qué pasa? -Contesto distraída-
-nada, ¿Qué haces?
-viendo tele, ¿Qué tal tu día?
Me pierdo en las miles de voces que hay en mi cabeza dando órdenes, diciendo qué hacer, no puedo pensar claro, me concentro en una de las voces la que grita más fuerte: ENCÁRALO, acaba de decir a la otra "te amo", ¿que harás?
Una lucha interna más, esas que provocas cada vez que te amo más allá de lo razonable, la voz me sigue hablando, sermoneando: si lo encaras lo controlas, si no lo encaras lo negará y le creerás, no le creeré digo yo, pero no, ahora no , hoy tuvo un día difícil. ¿Y a ti qué? grita mi subconsciente de nuevo, ¡HAZ ALGO! y yo, no haré nada. Y luego tu voz surge de la nada:
-¿Estas ahí, Rosa?
-sí, estoy aquí, no escuché, ¿qué decías?
-que debo colgar, pero te llamo en un rato.
-llámame por favor, ¿me llamarás?
-sí,  te llamo, Rosa.
Y me quedo escuchándote, esperando que lo digas, deseando con todas mis fuerzas que acalles esas voces que gritan que te odie, pero nada pasa, el silencio ocurre de nuevo, crees haber presionado el botón, de nuevo el monólogo, de nuevo el dolor:
-sí, ya ves, uno que las trae locas, entonces ¿Cómo te fue? 
Ríes, ríes muy fuerte y yo no puedo más, cuelgo el teléfono. No sé qué hacer, cómo reaccionar, no somos nada, pero lo eres todo para mi, pero ya no estás.

Mentir por omisión también es pecado, también se castiga, también se descubre y sobretodo también duele al descubrirse. Dijiste no tener novia, no tener un compromiso e incluso gritando, dijiste no tener con quién coger además de mi; yo te creí, vi la verdad en tu cara pero ahora una idea inunda por completo mi mente: nunca pregunté si estabas enamorado de alguien más, nunca pregunté si tu corazón era irrecuperable. Y los recuerdos comienzan: a mi me pedías que te despertará, a  mi me decías te amo antes de colgar, en mi te recargabas por principio, a mi me contestabas esas llamadas rápidas que sólo eran pretexto para escucharte decir que me amabas ¿Y ahora? ahora soy una niña perdida en el cuerpo de una mujer, a eso se redujo todo, a sentir que fui usada, sentir que no soy nada que nunca he válido nada, por lo menos para ti.

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