lunes, 18 de octubre de 2010

PROHIBIDO

He estado con muchos hombres "prohibidos": casados, comprometidos, mejores amigos, recién conocidos, etc., etc., y muchos más etc.
Pero en él es diferente la "prohibición"...
Él, es más de 10 años mayor que yo, divorciado, con hijos, con ex-familia (muy presente en nuestras vidas), pero eso no lo hace prohibido para mi. De hecho ya estuvimos juntos. No recuerdo la fecha exacta y se que no interesa, yo quería estar con él, quería sentirme suya aunque fuera sólo en cuerpo, fue una noche con sexo muy memorable, sin palabras de amor pero muchas de aliento mutuo al encontrarnos ambos en una momentánea mala situación de vida. Después como casi todos "mis hombres" no supe de él en un rato, pues si bien tenemos amigos en común, sabía que ese no era "nuestro momento". Un par de meses después volví a verlo en una reunión, hablamos un par de meses y texteamos otras tantas siempre recordando la noche que pasamos juntos intentando salir alguna vez y siempre por azahares del destino terminando estos planes en plantón, hasta que un día desapareció.
Debo confesar en este punto de la historia que el nunca ha sido uno más, siempre he visto algo en él ese algo que lo hace prohibido: me gusta. Me gusta de todas la maneras en las que se puede describir esta palabra, en maneras en las que creí que nadie volvería a gustarme, me explico: me gusta para caminar tomada de su mano, me gusta para amanecer a su lado en la mañana, me gusta para verlo tomar café antes de ir al trabajo, me gusta para llamarle amor, me gusta para llegar de su brazo a la fiesta a la fiesta de la abuela, me gusta para recorrernos mutuamente con la yema de los dedos memorizando todo nuestro cuerpo, me gusta para dormir a su lado en las noches arrullándome con el sonido de su respiración. REALMENTE ME GUSTA.
Hace una semana reapareció y nuevamente no pude verlo pero el sólo escuchar su voz ha trastornado mis noches, mi subconsciente... mis sueños. Hay un sueño que se ha vuelto recurrente los últimos días: él y yo en una habitación de hotel. Yo llorando y diciendo entre sollozos que no puedo estar con él por más que lo desee, porque se que estar con él significaría una sola cosa: enamorarme como adolescente de un hombre que no se si pudiera corresponderme.
Siempre he dicho que un corazón roto es señal de que no estamos muertos, al contrario es señal de vida pues el dolor es también una manera de vivir y por eso hay que disfrutarlo, pero hoy no se si quiero (o puedo), tener el corazón roto.
Hoy se que puedo enamorarme, entregarlo todo, pero no se si podría con el sentimiento de vacío que hay después de entregarse por completo y no haber recibido nada.
Hoy me enfrento con la mayor prohibición personal pues se que estar con él, muy rápidamente se me puede convertir en algo mas delicioso (y peligroso) que un vicio. amor.
Suena un poco (mucho) fatalista creer que todo terminará mal, pero como la física ha demostrado: el universo, y todo lo que hay en él, siempre tendemos al mismo punto: el caos.